Conoce los problemas derivados de la hiperplasia prostática
La hiperplasia benigna de próstata conocida por sus siglas (HBP) se define histológicamente como un aumento de la glándula prostática. El tamaño de la glándula prostática aumenta y determina una obstrucción al flujo urinario que origina unos síntomas en el tracto urinario inferior.
La hiperplasia benigna de próstata es el tumor benigno más habitual en los varones. Con una prevalencia histológica que va del 8% con 40 años al 90% a partir de los 80, causa la muerte de 30 de cada 100.000 varones en los países desarrollados y es una de las enfermedades que origina un mayor gasto sanitario.
Causas
La causa de esta hipertrofia no está bien definida, diversos estudios la relacionan a una proliferación de las células prostáticas. Lo que sucede es que las células que derivan de la próstata sufren una disminución, el factor más común es la edad, de la proporción testosterona/estrógenos.
La hiperplasia prostática puede ocupar total o parcialmente la luz de la uretra y obstruir el cuello vesical, con lo que se originan los síntomas obstructivos mecánicos. Por otro lado, el estímulo de los neurorreceptores alfa, de concentración elevada en el tejido prostático, provoca un incremento de la presión en el interior de la uretra.
Los síntomas se clasifican en obstructivos e irritativos.
Síntomas obstructivos:
- Retraso en el inicio de la micción.
- Disminución del calibre y fuerza del chorro.
- Micción intermitente o prolongada.
- Goteo posmiccional.
- Retención urinaria.
- Incontinencia por rebosamiento.
- Síntomas irritativos
- Polaquiuria.
- Nicturia.
- Micción imperiosa.
- Incontinencia por urgencia.
- Dolor suprapúbico.
La falta de tratamiento puede originar complicaciones, como la retención aguda de orina, infecciones urinarias, litiasis vesical o nefropatía obstructiva con insuficiencia renal.
Pruebas y exámenes
Al momento de ingresar a consulta de atención médica, su doctor hará preguntas acerca de la historia clínica. También se puede hacer un examen rectal digital para palpar la glándula prostática, y con esto comprobar la integridad de la misma y descartar cualquier anomalía. Otros exámenes pueden incluir:
- Tasa del flujo urinario.
- Examen de orina residual posterior al vaciado para ver cuánta orina queda en la vejiga después de la micción.
- Estudios del flujo de presión para medir la presión en la vejiga mientras se orina.
- Análisis de orina para verificar la presencia de sangre o de infección.
- Urocultivo para buscar infección.
- Un examen de sangre de antígeno prostático específico (PSA) para detectar cáncer de próstata.
- Cistoscopia.
- Nitrógeno ureico en sangre (BUN, por sus siglas en inglés) y exámenes de creatinina.
Es posible que el personal calificado o su médico de cabecera le soliciten que llene un formulario para evaluar la gravedad de los síntomas y su impacto en su vida cotidiana. Su proveedor puede usar sus respuestas para determinar si la afección está empeorando con el tiempo.
Cuidados personales que pueden llevarse a cabo si sus síntomas son leves:
- Orine cuando apenas sienta ganas. También vaya al baño cuando tenga la oportunidad, aun si no siente la necesidad de orinar.
- Evite el alcohol y la cafeína, especialmente después de la cena.
- No beba cantidades excesivas de líquidos de una sola vez. Distribuya el consumo de líquidos durante el día. Evite su ingesta 2 horas antes de acostarse.
- Trate de No tomar medicamentos de venta libre para el resfriado o sinusitis que contengan descongestionantes o antihistamínicos. Estos fármacos pueden incrementar los síntomas de HPB.
- Manténgase caliente y haga ejercicio regularmente. El clima frío y la falta de actividad física pueden empeorar los síntomas.
- Reduzca el estrés. El nerviosismo y la tensión pueden llevar a orinar más frecuentemente.
Con estas actividades básicas que posible que sea más llevadera la sintomatología, también importante recordar que todo debe ser autorizado por su médico. Es por ello que recomendamos que se converse las decisiones que se tomaran con su doctor tratante ya que es el quien tiene el seguimiento de su caso en específico.
Tratamiento quirúrgico
La intervención quirúrgica era la forma de tratamiento más extendida y aceptada, sobre todo en los noventa, previa a la aparición del tratamiento farmacológico. El objetivo era la extirpación completa del tejido hiperplásico, para alivio de los síntomas y reversión de las posibles complicaciones.
Actualmente se recomienda la intervención quirúrgica, sobre todo en casos de numerosas recidivas en infección, retención urinaria recurrente, desarrollo de uropatía obstructiva del tracto urinario superior y en hematuria grave. Dependiendo del volumen de la glándula hiperplasia se han empleado y se emplean técnicas como endoscópicas.
Cirugía abierta
Las intervenciones abiertas son las más antiguas para este proceso y se emplean, principalmente, cuando nos encontramos con glándulas superiores a los 6080 g. La vía de abordaje más empleada es la abdominal, con una laparotomía media infraumbilical, y las técnicas de escisión pueden ser suprapúbicas o retropúbicas.
Finalmente podemos acotar que a pesar de que la hiperplasia prostática es una patología con una bajo nivel de mortalidad es indispensable tratarla a tiempo. Y siempre recordar que la salud es primordial, por ello un chequeo médico cada cierto tiempo con profesionales no está de más.